Mallorca no es solo el corazón de las Islas Baleares, sino también el hogar del RCD Mallorca, un club que representa la pasión de la isla sobre el terreno de juego. Para muchos residentes, el equipo es símbolo de identidad, comunidad y orgullo. Quien visita Mallorca, también siente la energía que emana del Estadio Mallorca Son Moix.

Mallorca es un lugar lleno de contrastes y diversidad. Su naturaleza, playas, cultura, tradiciones y gastronomía conviven con espacios para el deporte, las artes escénicas y la vida local. Desde pequeños pueblos con encanto hasta paisajes que invitan a la desconexión, la isla ofrece un entorno de gran belleza que destaca por su riqueza y autenticidad.

En la tranquila isla de Menorca se vive el fútbol con entusiasmo. Muchas familias y jóvenes talentos siguen con orgullo los partidos del RCD Mallorca, un club que representa la identidad, la cercanía y la inspiración deportiva en todas las islas Baleares. Aquí el fútbol une generaciones, al ritmo pausado del estilo de vida menorquín.

Menorca es luz, calma y naturaleza. Como Reserva de la Biosfera, cuenta con un litoral de calas y playas de gran belleza, además de un paisaje interior que refleja su esencia mediterránea. Su entorno natural convive con un valioso patrimonio compuesto por yacimientos prehistóricos, arquitectura señorial y antiguas fortalezas. La isla también se distingue por sus tradiciones, su cultura y su gastronomía, reflejo de una identidad que se ha conservado a lo largo del tiempo.

En Ibiza el fútbol late con fuerza, al igual que la vida en la isla. Los aficionados del RCD Mallorca siguen los partidos con la misma energía con la que disfrutan de la vida nocturna. Entre clubes, cafés y callejuelas pintorescas, la conexión con el equipo se hace sentir, porque en Ibiza, el fútbol no tiene horario.

Ibiza es una isla de contrastes, donde conviven influencias cosmopolitas con una profunda conexión a sus raíces rurales. Su paisaje combina playas de arena clara y aguas cristalinas con casas encaladas, iglesias fortificadas y las murallas de Dalt Vila, declaradas Patrimonio de la Humanidad. La historia, la cultura y el entorno natural forman parte de su identidad, marcada por la diversidad y la tradición mediterránea.

En Formentera el fútbol tiene su lugar. Muchos residentes y visitantes siguen los partidos del RCD Mallorca, ya sea en los pequeños bares junto a la playa o en encuentros para ver los partidos juntos. La pasión por el club llega hasta la isla más pequeña de las Baleares y une a las personas.

Formentera es un lugar de paisajes sorprendentes. En su territorio conviven playas de arena clara y aguas cristalinas, donde crece la posidonia, una planta marina clave para el ecosistema mediterráneo. Sus faros se han convertido en símbolos de la isla, mientras que su entorno natural y su patrimonio, que incluye monumentos megalíticos y tradiciones arraigadas, reflejan su identidad única. A pesar de su tamaño, Formentera reúne una gran diversidad de paisajes y expresiones culturales.